El alcoholismo es hereditario

Se dice: “de padres alcohólicos, hijos alcohólicos”. Pero esto no es cierto. La conducta alcohólica de los progenitores no origina necesariamente el alcoholismo en los hijos. Si fuera verdad que el alcoholismo es hereditario, entonces los hijos de una persona alcohólica también lo serían. Se habla mucho del factor genético, de si puede haber una predisposición al alcoholismo que se hereda. En todo caso, lo que parece estar más probado es la intolerancia al alcohol. Es decir, existen personas que no toleran el alcohol, y su consumo les produce dolores de cabeza, náuseas, etc., aunque sea en pequeñas cantidades.
De todos modos, aunque pueda haber una mínima predisposición al alcoholismo que se herede genéticamente, mucho más importantes para sufrir esta dependencia son los factores psicológicos, sociales y culturales. Es decir, existen determinadas sociedades, comunidades, entornos laborales, lugares de diversión y familias especialmente propicios para que se propague esta adicción.
Así, en un ambiente familiar alcohólico, lo que se transmite al niño es que la forma más rápida de ‘solucionar’ los problemas es el alcohol. Lo mismo sucede en cierto entornos de trabajo en los que se promociona la “cultura de la bebida” para relacionarse.
Cambiemos nuestras ideas sobre el alcohol como medio para socializarnos, reduzcamos la influencia de los factores psicológicos, sociales y culturales propicios al alcohol y veremos de verdad hasta qué punto el alcoholismo es hereditario. Lo que, sin duda, se hereda es una forma de afrontar la vida y una manera de relacionarse y divertirse centrada casi exclusivamente en la bebida.

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